Las utopías son posibles si no se abandonan los sueños colectivos
Espartinas 15 de julio de 2010, por Juan Antº Rguez Conde. (Resp. Organización IU_Espartinas)
Tiene mi pueblo una gran plaza que parece un mausoleo de mármol blanco. Está construida a tres niveles, el principal, que va desde el Ayuntamiento hasta la calle donde está el Poli y en cuyo paseo central se levanta un cruceiro de piedra que regaló Fraga Iribarne cuando en 1991 inauguró el nuevo Ayuntamiento, y se cuenta que creían algunos que se trataba de un viaje gratuíto en barco por el mediterráneo.
El segundo y tercer plano con escalinatas y rampas, llega hasta el frente de las monjas. Colindando con el colegio Benjumea se erige un avión saeta militar, la llaman la plaza del avión. Dicha plaza está habitada por numerosas palmeras y grama catalana que cubre la tierra de sus parterres con diversas plantas. Un águila-paloma o algo similar otea sobre un pedestal rectangular con un estanque, y más arriba un macaco cuelga de un árbol sin hojas que mira hacia una imagen de la Virgen del Rocío y que le da nombre a la plaza.
Al fondo se aprecia el Ayuntamiento, en la misma línea que su entorno, lejano, destemplado, como un gran tarugo blanqueado y cuyo caliche se resquebraja cuando en su interior, quienes nos mandan, taponan las opiniones de la ciudadanía que desea implicarse en el fluir de sus gestiones. Cuánta impotencia le corre a uno por las venas frente a unos “caciques de nuevo cuño y refinados/as políticos/as” que se creen que el pueblo es su cortijo y se permiten el lujazo de negarte la palabra en un pleno. Son innumerables las cartas y quejas que aguardan respuestas en el libro de registro y se las pasan por el arco del triunfo, sin apenas ruborizarse.
Pero son muy vulnerables cuando se mezclan con el vulgo y pillados/as en solitarios son incapaces de hacerte frente, y ni siquiera saben darte una argumentación ética que justifique su insolencia, propio de quienes se creen reliquias de ese “rancio espíritu nacional” supuestamente legrado por la conquista de la democracia.
Pero siguiendo mi paseo por una plaza mayor donde la vida no respira, esa que tan sólo he visto rebozada de pueblo en dos acontecimientos, cuando se ha celebrado la Feria de Teatro de Calle (La Teatral) y con el cine de verano en julio/agosto; el resto del año, tímidos actos municipales como el día de Andalucía u otras convocatorias que no logran llenarla. Es una plaza fría, demasiada fría. Pocos/as niños/as y jóvenes se ven habitualmente jugando por allí.
Muchas veces me digo, ¡¡¡ que pena de espacio !!!, con un poquito de imaginación, su pomposidad marmórea podría reciclarse en una verdadera plaza de pueblo, pero habría que eliminar ese mármol casi funesto y anegarlo de grama o césped, desplazando algunos palmeras hacia su perímetro para ampliar sus áreas. Con estos cambios los niños y niñas podrían jugar con sus amigos/as y padres, simplemente con una pelota o retozarse en primavera sobre la hierba y conversar con los/as amigos/as.
Que pena que ni siquiera actualmente tiene instalaciones de juegos infantiles, columpios, tobogán, balancines, laberintos de tubos, una maraña de cuerdas o prismas de tubos para trepar y retar las alturas, creyéndose un alpinista o un explorador, con puentes de tablas y cuerdas para jugar a piratas, brujas... y a todo aquello que la fantasía infantil te regala y volver a sentirse con los/as hijos/as nuevamente niños/as.
Con voluntad política esta plaza mayor podría convertirse en un hermoso bulevar, con cafeterías y amplias terrazas, podrían existir en sus ángulos quioscos o pequeñas tiendas, de artesanía, de libro, objetos de decoración, mercadillo y por qué no, un escenario tipo bombonera para hacer teatro, flamenco, conciertos, actividades culturales, un verdadero acicate para que de una vez por todas hagamos pueblo y su centro deje de ser tan lánguido y triste. Es una manera de revitalizar el centro de Espartinas y facilitar hacer PUEBLO, que subsane la vertebración del mismo en tantas urbanizaciones.
Pero la realidad es otra, las intenciones de un equipo de “desgobierno” obsesionado con el ladrillo, la masificación y cierto chute de especulación, ya nos lo han vendido como un futuro posible y que el centro de Espartinas necesita ( tirar el Polideportivo y levantar una Gran Plaza Mayor emulando la de Salamanca ) . Pero el pueblo ya empieza a estar harto de estos/as visionarios/as que padecen de anemia democrática y esperamos que en esta ocasión no se salgan con las suyas porque no se lo vamos a permitir, la Plataforma cívica "No al derribo del Polideportivo" sigue recogiendo firmas para evitarlo.
Izquierda Unida apuesta por una Espatinas urbanísticamente horizontal, sin bloques de pisos plurifamiliares (no al desarrollismo de los años 60), que se cohesionen todas sus urbanizaciones (aún dormitorios) y que palpite como un pueblo vivo del siglo XXI, las utopías son posibles si no se abandonan los sueños colectivos.