La vuelta al cole, por el volumen de personas que se activa, es quizá la prueba más importante de organización en la situación de crisis sanitaria en la que nos encontramos que vamos a tener en este país. Y nos demostrará si hemos sido capaces de emplear los medios necesarios para que sea lo más segura posible. Entendemos la preocupación de los equipos directivos, del personal docente y de las familias. Se ha actuado tarde y hay elementos fundamentales que ni siquiera se han considerado.
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A la hora de habilitar medidas hay que recordar que en educación partimos de una situación anterior precaria con masificación de las aulas con ratios sobrepasadas como norma en todas las enseñanzas, falta de profesorado y personal de apoyo, tardanza en cubrir las bajas, edificios sin las reformas necesarias, deficiencias de los centros en materia de espacio, falta de adecuación de los espacios exteriores, masificación en los comedores escolares, etc.
Con esa realidad, ¿cómo se garantiza una vuelta segura? Esta pregunta tenían que habérsela planteado los gobiernos autonómico y estatal al inicio de la crisis sanitaria, lo que hubiera permitido tener las contrataciones de profesorado y personal de apoyo ya realizadas, el material tecnológico adquirido y las reformas necesarias en los centros hechas. Van tarde y con algunas decisiones bastante desafortunadas, como la reducción de mil plazas de profesorado en infantil en Andalucía o el cierre de la plataforma tecnológica pública Guadalinfo para favorecer contrataciones privadas del servicio. Parece que no aprendemos que fortalecer lo público es la mejor garantía de futuro para garantizar una atención colectiva de calidad, en lo sanitario, en lo educativo, etc.
» Muchas Normas, pocos recursos
La Consejería de Educación debería haber previsto medidas que garantizasen respetar la distancia de seguridad sanitaria entre las personas durante el horario escolar y eso sólo pasa por disminuir la ratio, dividir las clases y utilizar más espacios para las distintas actividades. Sabíamos que harían falta cambios sustanciales en el sistema educativo para una vuelta segura a los centros educativos, pero han actuado tarde, han empezado la casa por el tejado. La primera decisión fue la apertura de todos los centros educativos con normalidad en septiembre y enseñanza exclusivamente presencial fuera como fuera. Y en base a eso están vistiendo la situación.
¿Era necesaria la enseñanza cien por cien presencial en todos los niveles? No, está claro que no. Por ejemplo, en secundaria podían haber alternado enseñanza presencial y a distancia, reduciendo muy significativamente el riesgo de contagio en los centros. Esta solución hubiera necesitado un refuerzo importante de profesorado y la garantía de que todo el alumnado dispone de medios para la educación virtual. Pero ya hemos visto qué poca atención han prestado los gobiernos durante el estado de alarma para eliminar definitivamente la brecha digital en nuestra sociedad.
En Espartinas al Instituto le revientan las costuras. Mil doscientas personas en un espacio tan reducido, es una auténtica bomba. Es imposible garantizar las distancias, minimizar los contactos o mantener un nivel de desinfección satisfactorio. Se anuncia ahora la obra de ampliación del instituto, que eliminará caracolas que llevan más de quince años. Pero hubiera sido mejor haber construido un nuevo instituto en una zona con mejores accesos y que hubiera permitido incluir los grados de formación profesional tan demandados.
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» Distancia, limpieza, desinfección
Los centros han adaptado un protocolo tipo de Educación que será la norma para la nueva situación. Para tranquilizar a los equipos directivos, Educación les ha reconocido que ellos sólo son responsables de las medidas organizativas, que no tienen responsabilidad ninguna sobre cuestiones sanitarias. Pero ¿dónde está la línea entre una cosa y la otra? El papel lo aguanta todo, pero hay que ser realistas y reconocer que muchas de las medidas de los protocolos resultan difíciles de cumplir: la desinfección permanente, el funcionamiento de los grupos de convivencia como elementos realmente aislados, las aglomeraciones en entradas y salidas, las actividades en espacios abiertos, etc. Muy preocupante la concentración en comedores, cientos de niños y niñas sin mascarilla comiendo codo con codo. En esta situación, este servicio necesita duplicar su dotación, en espacio y en personal. Recordamos que incluso alguno de los comedores de colegios de Espartinas no está en la actualidad ni insonorizado ni climatizado, mejoras reclamadas hace tiempo, pero que ahí siguen.
Otro capítulo importante en el plan de vuelta es el de la desinfección permanente. ¿Qué personal va a desarrollar esa función? ¿quién va a desinfectar entre clase y clase el material que se comparta o la mesa del profesorado o los elementos de uso común? Es una tarea que, además, hay que hacer desde que entra la primera persona en el centro hasta que se vaya la última, que hay que hacerla simultáneamente ya que todas las clases acaban a la vez. En este tema la Delegación de Educación no ha pensado y apuntan ahora que será responsabilidad de los Ayuntamientos. Los Ayuntamientos hasta esta fecha se han hecho cargo de la limpieza de los centros y de las desinfecciones, desratizaciones y desinsectaciones periódicas de los edificios, que era su competencia. En esta situación de crisis sanitaria es normal que las entidades locales realicen un refuerzo de la limpieza diaria, como están haciendo en el resto de edificios municipales, pero la desinfección durante la jornada escolar, hora a hora y aula a aula es una competencia que excede al deber municipal y la administración educativa tenía que haber habilitado medios para su realización. Como muchas otras cosas, se cargarán en las espaldas del profesorado, del equipo directivo, del resto del personal, incluso del alumnado de más edad como ha llegado a decir la delegada provincial.
» Conciliación vida familiar/laboral
Otra cuestión a considerar es la pregunta que se hacen las familias por estas fechas sobre qué hacer con sus hijos e hijas en septiembre. El problema es que la enseñanza ha servido tradicionalmente como elemento de conciliación de la vida familiar sin otra alternativa que resuelva esa necesidad de las familias del cuidado de los menores, a lo que muchas veces se suma el cuidado de mayores para hacer una ecuación de difícil situación. Situación especialmente complicada para las mujeres debido al reparto tan desequilibrado de estas tareas en nuestra sociedad, asunto sobre el que tampoco se ha avanzado nada en todos estos años. Lo hemos visto en la asistencia familiar a la educación de los escolares durante el estado de alarma ha recaído, de nuevo, mayoritariamente en las mujeres. Por lo que es absolutamente normal la inquietud de las familias ante la incertidumbre sobre la vuelta al cole, pero las decisiones que se tomen deberían hacerse desde un punto de vista sanitario y con el objetivo de no interrumpir el proceso educativo de nuestros jóvenes.
» Climatización de los centros
Empezamos el curso en un mes de calor aquí en el sur. Nuestros centros no están preparados para incrementar la actividad al aire libre, falta espacio en algunos casos -Instituto- y sombra o construcciones que protejan en los patios en todos los centros. Por lo que la ampliación de actividades en espacios abiertos, en nuestro caso, se hace bastante complicada.
» Caminos escolares
Otro de los asuntos a mejorar es el acceso a los centros. Debemos avanzar hacia modelos que eviten las aglomeraciones en las entradas, buscar alternativas de desplazamiento a pie del último tramo y evitar el colapso circulatorio por querer dejar a los niños en coche en la puerta del colegio o el instituto. Eso requiere habilitar espacio en las entradas, usar varias puertas de entrada a los centros y distintas horas, limitar el tráfico en el entorno del centro y acostumbrarnos que sólo acuda un familiar en el caso de los niños más pequeños.
» Ante una situación excepcional, medidas excepcionales
Los niños, las niñas se acostumbrarán a cumplir con las nuevas indicaciones que les den en los centros: uso de la mascarilla, respetar las medidas de higiene, circular por los espacios indicados, etc. Pero evidentemente el gobierno autonómico deberá garantizar las necesidades reales de espacio, personal, servicios y medios que la situación requiere. Una situación excepcional necesita de medidas excepcionales y por tanto la implicación del gobierno de la nación, aunque se trate de competencia transferida, debe colaborar en garantizar la nueva normalidad educativa.
Insiste el Consejero de Educación y Deportes en que con las medidas habilitadas la vuelta es segura. Esta afirmación es una temeridad. La decisión del inicio de curso de esta manera es de Educación, quien deberá resolver todos los conflictos que están planteados sean a nivel laboral, con los representantes de padres y madres o con las administraciones locales.
